El miércoles siete de mayo comienza una nueva etapa para la Iglesia Católica, toda vez que se inicia el cónclave que deberá elegir al nuevo Papa tras el fallecimiento de Francisco el pasado 21 de abril, finalizando un pontificado que duró desde el 13 de marzo de 2013, siendo el primer Papa latinoamericano de la historia.
La jornada comenzará por la mañana con la celebración de la misa «in eligemdo pontifice» que servirá de preámbulo al traslado por la tarde en procesión desde la capilla Paulina, mientras se entona la letanía de los santos, hasta la capilla Sixtina, donde los cardenales harán juramento de guardar las deliberaciones del cónclave, todo ello enmarcado por una liturgia exquisita basada en la experiencia secular de la iglesia. Entonces sonará la mítica frase de: «extra omnes» o lo que es lo mismo «todos fuera», momento en el que la capilla decorada por Miguel Ángel quedará cerrada a cal y canto, con llave (cónclave), de donde surge el nombre con el que es conocido el citado proceso electoral.

Los cardenales efectuarán dos votaciones por la mañana y otras dos por las tarde, y a la finalización de cada una de las segundas, se prenderán fuego a las papeletas, mezcladas con diferentes productos químicos, que harán que el humo sea negro o blanco. Si la fumata finalmente fuera blanca, en ese momento empezarían a repicar las campanas de San Pedro, a las que se sumarían todas las de las iglesias católicas del mundo.
Una vez elegido, el cardenal elector se dirigirá a el y le preguntará si acepta ser Sumo Pontífice, y si la respuesta es afirmativa le volverá a preguntar, en este caso por el nombre que llevará durante su pontificado; para partir a la sala llamada de las Lágrimas, porque allí llora por primera vez el Papa ante la obra que le espera, siendo ésta un pequeño cuarto anexo a la capilla, donde tres sotanas de diferentes medidas esperan a quien regirá los designios de la Iglesia Católica en adelante.
Ya desde le balcón principal de San Pedro sonar: «Habemus papam» y se mostrará la ciudad y al mundo, «urbi et orbe».
Durante los últimos días se ha especulado con infinidad de nombres que han sonado como los favoritos o los preferitis, para los italianos, que ansían volver a tener un Papa ya que no hay uno desde Juan Pablo I. Ha sonado Parolli, Pizzaballa, Zuppi, Tagle…. pero se dice en Roma desde tiempo inmemorial, que quien entra Papa en el cónclave sale cardenal. Solo el Espíritu santo lo sabe.