El cartel anunciador del Corpus de Trinidad 2025 de la Hermandad Sacramental de Santiago, es obra de Jaime J. Sánchez, asesor artístico de la corporación, se configura como una obra de profunda carga simbólica y teológica, en la que convergen elementos devocionales, litúrgicos e identitarios que resumen el sentido de esta solemnidad eucarística.
En el centro compositivo, destaca con fuerza visual la mano de Cristo, herida pero sin rastro de sangre, detalle que alude inequívocamente al Cristo Resucitado: el Señor glorioso que, habiendo pasado por la Pasión, se presenta ahora transfigurado en vida eterna. Es la misma mano que en la Santa Misa, a través del sacerdote, se entrega a los hombres como Pan bajado del cielo.

Esta imagen subraya el carácter pascual del Corpus Christi: no celebramos la muerte, sino la presencia viva del Resucitado entre nosotros bajo las especies sacramentales. La túnica de Cristo, visible en la parte inferior derecha, es de un rojo intenso. Esta elección cromática remite al amor sacrificial, al martirio y a la realeza de Cristo, Rey del Universo presente en la Eucaristía. Asimismo, evoca al Espíritu Santo, inseparable de la festividad de la Santísima Trinidad, a quien está dedicada esta celebración dentro del calendario de la Hermandad.
Este contraste entre el rojo vivo y el fondo neutro refuerza el carácter divino de la figura representada, otorgándole protagonismo visual y espiritual. El centro de la composición lo ocupa la Sagrada Forma, elevada como en el momento culmen de la Consagración. De ella emanan rayos dorados, en alusión al sol eucarístico, antiguo símbolo cristiano de la Presencia Real de Cristo en el Santísimo Sacramento.

La Forma lleva esculpida la Cruz de Santiago, emblema distintivo de la Hermandad y de la Parroquia que la acoge. Esta cruz, de tipo espada, representa la fe valiente, la misión evangelizadora y la identidad jacobea que hunde sus raíces en la historia espiritual de Jerez. Flanquean la cruz dos motivos sacramentales: racimos de uvas y espigas de trigo, símbolos del vino y el pan, frutos de la tierra y del trabajo del hombre, que en la Eucaristía se transforman por la gracia en Cuerpo y Sangre de Cristo. Con ello, se une la dimensión humana y divina del Sacramento.
Como fondo arquitectónico, en una textura difuminada y discreta, se alza la silueta reconocible de la Parroquia de Santiago el Real y de Refugio, sede canónica de la Hermandad Sacramental. Su presencia, aunque sutil, sitúa la escena en su contexto físico y espiritual: el templo donde cada día Cristo se hace presente y desde donde, en esta solemnidad, sale al encuentro de su pueblo en procesión. El tratamiento compositivo equilibra sobriedad y fuerza visual: sin necesidad de recurrir a sobrecarga decorativa, el conjunto transmite el misterio, la solemnidad y la adoración que rodean al Corpus Christi.
El uso de líneas doradas que irradian de la Forma refuerza la idea de Cristo como luz que irradia al mundo, de modo similar a los antiguos resplandores barrocos o solios sacramentales. Este cartel no es sólo un anuncio; es una proclamación visual del misterio eucarístico. En él se hace presente la fe en el Cristo resucitado, vivo y glorioso, que se entrega en el Sacramento; la identidad de una Hermandad que custodia con celo el culto sacramental; y el amor de un pueblo que se postra en adoración ante el Señor de la Eucaristía.