En el día de la Patrona de Jerez, la jornada comenzó temprano, a las siete y media de la mañana se celebraba la primera misa ante el paso de la Virgen de la Merced y a las once monseñor Rico Pavés, quien no acompañó por la tarde a la procesión ya que sigue convaleciente de una reciente intervención, presidió el Solemne Pontifical durante el que se produjo la renovación del Voto de la ciudad por parte de la alcaldesa María José García-Pelayo.
En el mensaje de la alcaldesa en la renovación del Voto dejó claro su pasión por esta tierra y su fe en que la Virgen ampare y proteja a todos los jerezanos. García-Pelayo le habló a la Virgen y le dijo que: «Estamos embriagados por el aroma de los nardos que Jerez pone a tus pies. Un año más nos dejamos seducir por tu morena belleza, en el lagar de nuestra Patrona, la Virgen de la Merced, donde se muelen generosos los racimos del trabajo, de la entrega y del amor genuino de unos hijos que se encomiendan a esos, tus ojos misericordiosos».

Monseñor Rico Pavés, respondió al Voto de la alcaldesa afirmando que: «un voto es hacer público un deseo para orientar un compromiso y si ese deseo se realiza de manera confiada se convierte en esperanza».
Y la sorpresa matinal la puso el comendador el padre Felipe Ortuno, cuando anunció a los presentes que la Virgen va a ser intervenida «que no restaurada«, para solucionar una serie de problemas estructurales en la Bendita Imagen.

A las seis y media comenzaba a andar el cortejo encabezado por la Agrupación Musical San Juan que un año más no faltó a la cita con la Merced, para a continuación y tras la cruz de guía del Transporte, incorporarse las diferentes hermandades, asociaciones, agrupaciones, instituciones civiles, representaciones de la Armada y del Ejercito de Tierra, el Consejo directivo de la Unión de Hermandades, el Ayuntamiento con la alcaldesa al frente y los canónigos del Cabildo Catedral. A pesar del tamaño del cortejo no se produjeron cortes significativos y el horario previsto de recogida de las diez de la noche se cumplió escrupulosamente.
El templete de la plata traída de Guatemala, iba sin los faroles que ha llevado otro años y profusamente exornado con grandes centros de nardos que desprendían un aroma inigualable por las calles por donde transitó la Santísima Virgen. Tras ella volvía a estar la Banda Municipal de Música que durante todo el trayecto demostró la calidad que le caracteriza.

El fin de la jornada, antes de la recogida del paso de la Patrona en la Basílica, lo puso Miguel Guerrero que cantó a la gloria de la Virgen en el fervorín de despedida de una procesión que brilló por sí misma gracias al esplendor de la que es Madre y Patrona de todos los jerezanos, la Virgen de la Merced.