El pasado sábado las hermandad de las Penas de San Vicente puso el colofón al CL aniversario fundacional con una procesión extraordinaria que culminaba el triduo que se había celebrado previamente en el Buen Suceso.
A las cinco de la tarde el cortejo formado por tres tramos de cirios blancos, se ponía en marcha buscando el regreso a su sede canónica, transitando por diferentes calles del casco histórico con marcado carácter cofrade, pasando por la parroquia de San Isidoro o la Cuesta del Rosario, enclave cofrade donde los haya para el buen trabajar de la cuadrilla que comanda Antonio Santiago.

La música corrió a cargo de la Banda del Maestro Tejera, que como no podía ser de otra manera interpretó nada más salir el paso, como si fuera Lunes Santo, una de las marchas más señeras de Sevilla y por ende de toda Andalucía , Jesús de las Penas de Pantión, incluida dentro de un repertorio selecto y clásico que acompañó durante toda la noche al caminar, siempre de frente, de la cuadrilla.

Un momento muy especial se vivió en la Basílica del Gran Poder, donde el Señor de las Penas rindió visita al Señor de Sevilla, detalle que no ocurría desde 1975, año en el que la corporación de San Vicente cumplió su primer centenario y que quien sabe si se repetirá dentro de otros cincuenta.

Una procesión cargada de mucho sabor, clasicismo y buen hacer, como es habitual en esta cofradía y que no vivó las aglomeraciones y tumultos de otras salidas extraordinarias, quizás por lo exclusivo y selecto de ella, que no todo el mundo sabe apreciar.

