A punto de marcharse el año 2025, en su despedida nos trae recuerdos cofrades imborrables con estampas que serán difíciles de volver a contemplar. Ha siso el año en el que Roma pudo contemplar in situ cómo hacen las cosas los cofrades andaluces con las procesiones del Cachorro de Sevilla y de la Esperanza de Málaga por la Ciudad Eterna.
El Cristo de la Expiración de la Hermandad del Cachorro de Sevilla y la Virgen de la Esperanza de Málaga recibieron culto en la Capilla de la Presentación de la Virgen de la Basílica de San Pedro en el Vaticano y recorrieron las calles de Roma el 17 de mayo bajo el lema Peregrinos de Esperanza, celebrando por primera vez el papel evangelizador de las cofradías en el marco del Jubileo y destacando la religiosidad popular andaluza ante el orbe católico.

La Gran Procesión que estuvo en al calle unas seis horas, se vio forzada a acelerar debido a la aparición de la lluvia, algo que no fue obstáculo para que se grabaran en la memoria cofrade estampas únicas e irrepetibles, tales como el transito por el Coliseo del paso del Cachorro y el trono de la Esperanza.

Otra procesión extraordinaria que ha dejado imágenes curiosas y difíciles de volver a contemplar, fueron las que dejó la sevillana Virgen de Montserrat, que visitó a su homónima catalana en el Monasterio del mismo nombre. El pasado 13 de diciembre con motivo de la celebración del primer milenario de la fundación de la abadía benedictina y los CDLXXV años de historia de la cofradía de la capital andaluza, Nuestra Señora de Montserrat presidió un Rosario alrededor del monasterio, que para la ocasión procesionó sobre el paso de traslado del Rosario de Montesión.

El pasado mes de octubre la Hermandad de la Esperanza de Triana vivió un acontecimientos que ha quedado grabado en historia de la corporación ya que Nuestra Señora de la Esperanza visitó las Parroquias de San Pío X y de Jesús Obrero, el Polígono Sur, zona de la ciudad donde más se precisa de la presencia de la Santísima Virgen. Una vez culminada su estancia en estos templos parroquiales, la Santísima Virgen fue llevada nuevamente a la Capilla de los Marineros para, días después, dirigirse a la Parroquia de San Jacinto y, desde allí, partir en su paso de palio hacia la Catedral, donde se celebró un devoto besamanos, un triduo preparatorio y una función solemne en su honor con motivo del LXXV aniversario de la proclamación del Dogma de la Asunción de la Santísima Virgen a los Cielos en Cuerpo y Alma. Al finalizar estos cultos, en la tarde del sábado 1 de noviembre, Nuestra Señora de la Esperanza sobre el paso de la Inmaculada de la Algaba volvió a su sede canónica en procesión triunfal, como cierre a los actos de la misión.
El año que ya se nos va ha sido también prolífico en Procesiones Magnas, a saber: Magna Mariana en Priego, en Huelva y en Jaén, Santo Entierro Magno en Utrera, Magna en Lucena y Vía Crucis Magno en Córdoba.
En Priego, en la provincia de Córdoba, el sábado 22 de marzo, se pudo disfrutar de una Magna Mariana, con motivo del V centenario de la Iglesia de la Asunción, en la que se mostró el gran patrimonio de la ciudad, ya que fue una gran ocasión para las cofradías, que se precian de tener una Semana Santa rica en imágenes, tradición e historia.
El 19 de abril fue un día para recordar por los cofrades de Utrera que, con motivo de la conmemoración de los CCCL años del nombramiento del Cristo de Santiago como Patrono de localidad sevillana, se celebró un Santo Entierro Magno, que con 12 pasos, en el orden que se recoge en los Evangelios, mostró la Pasión de Cristo.

El 20 de septiembre Huelva vivió una Magna Mariana, dentro de los actos del Año Jubilar de la Esperanza, congregó en sus calles a veinticuatro Imágenes procedentes de toda la provincia, en un recorrido en el que las Vírgenes llegaron a la Plaza de las Monjas, donde se iniciaba el recorrido oficial y extendiéndose hasta el final de la Gran Vía.

Una semana más tarde, el 27 de septiembre, Lucena celebró la procesión magna denominada Lucena Vive la Pasión, organizada también con motivo del Jubileo 2025, pudiendo conocer los visitantes qué es la santería en la Semana Santa de Lucena, que no es otra cosa que el modo peculiar de procesionar los tronos sobre el hombro, a cara descubierta y al ritmo del tambor, cuyo valor antropológico, etnográfico y emocional trasciende a lo común del modelo cofrade. De las 17 hermandades de la ciudad cordobesa, procesionaron 18 tronos haciendo un recorrido cronológico de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo y estuvo presidida por la Virgen de Araceli, patrona de Lucena, Alcaldesa Perpetua y ejerciendo también su patronazgo sobre el Campo Andaluz.

La Magna Mariana de Jaén del 4 de octubre, denominada Magnum Rosarium Spei: Rosario de Esperanza del Santo Reino, fue sin duda uno de los mayores eventos de la historia cofrade de la ciudad, ya que se representaron y rezaron los veinte misterios del Santo Rosario, presididos cada uno por diferentes Imágenes Titulares de cofradías y hermandades venidas de diversas poblaciones integrantes de la diócesis jiennense.

Por último, el 11 de octubre en Córdoba tenía lugar un Vía Crucis Magno que organizó la Agrupación de Cofradías para conmemorar el DC aniversario del rezo del Santo Vía Crucis en Occidente, que tuvo su origen en el año 1425 en el convento dominico de Scala Coeli por el beato Álvaro de Córdoba, que además es el patrón de las cofradías cordobesas. Se da la circunstancia que este fue el primer Vía Crucis que se rezó fuera de Tierra Santa. En la procesión, que estuvo presidida por el Cristo de San Álvaro, Imagen por la que tenía gran devoción, estuvo formada por treinta y cuatro hermandades, doce de ellas venidas de diferentes puntos de la diócesis cordobesa.

Uno de los hechos cofrades por los que será recordado el año que se marcha será la fallida restauración de la Macarena efectuada por Arquillo en junio, que fue retocada hasta en tres ocasiones en tan solo un fin de semana. Todo derivó en dimisiones de la Junta de Gobierno que presidía Fernández Cabrero y en una ausencia de la Virgen del culto de seis meses, tiempo que ha durado el proceso de restauración de Pedro Manzano, que ha devuelto el esplendor que nunca debió perder la Bendita Imagen. La trascendencia fuera de Sevilla de la Macarena quedó patente en el eco que tuvo la noticia no solo en medios de comunicación nacionales, sino también internacionales. Este periodo convulso para los macarenos concluyó con la elección de Fernández Cabezuelo como hermano mayor y en lo que a Jerez se refiere, con el nombramiento de José Carlos Gutiérrez como vestidor de la Esperanza.
