Pierbattista Pizzaballa es un fraile nacido en Italia en 1965 que actualmente es el Patriarca latino de Jerusalén, circunscripción eclesiástica que engloba a Chipre y Tierra Santa, quien pronunciaría sus votos perpetuos como franciscano en 1989, siendo ordenado sacerdote un año más tarde.
Desde finales de los años noventa instalado en Jerusalén, fue vicario patriarcal, sirviendo especialmente a los fieles de habla hebrea, al dominar el idioma, y fue nombrado Custodio de Tierra Santa y guardián de los conventos de los Santos Profetas Simeón Y Ana.

En 2016 el papa Francisco designó a Fray Pizzaballa arzobispo titular de Verbe y administrador apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén, un año más tarde fue nombrado miembro de la Congregación para las Iglesias Orientales y del Dicasterio para las Iglesias Orientales.
Al comienzo del último conflicto entre Israel y Palestina, fray Pizzaballa se ofreció voluntariamente como intercambio a Hamás para rescatar a los niños israelíes secuestrados y ha convocado varias jornadas de ayuno y oración en Oriente Medio, una de las zonas más conflictivas del planeta.
Fue elevado a cardenal por el papa Francisco en 2023, con sede en San Onofre y se desenvuelve bien en la convivencia entre católicos y árabes palestinos, mantenido siempre el diálogo abierto con los judíos y con Israel. Uno de los inconvenientes para ser elegido podría ser su edad ya que acaba de cumplir 60 años, edad que se antoja joven para ser nombrado, hecho que podría entorpecer la elección de un Papa que se mueve bien en una zona necesitada de dialogo y entendimiento.