Ha tenido lugar en la Catedral de Sevilla la celebración jubilar de las hermandades, que ha servido para que los cofrades sevillanos hayan obtenido el jubileo. La celebración tuvo lugar delante del monumento a Cristóbal Colón, donde se había situado la Esperanza de Triana, sobre su paso de palio, que se encuentra allí para la conmemoración del LXXV aniversario de la proclamación del Dogma de la Asunción de la Virgen.
Tras la misa, el arzobispo de Sevilla, monseñor Saiz Meneses, se dirigió a los asistentes rogándoles que «No me hagáis quedar mal» y que siempre ha defendido que son «un tesoro en la vida de la Iglesia», afirmación que ha llevado por bandera tanto en Roma como en la Conferencia Episcopal, con el refrendo del magisterio del papa Francisco. Añadió el arzobispo que «los tesoros se pueden llenar de telarañas o pueden estar limpios, refulgentes, brillantes» y recordó que los cofrades tienen «un trabajo grande: está claro que las hermandades no son cotos cerrados, no. Están en primera línea en la acción evangelizadora de la Iglesia. Por lo tanto, que de esto estemos muy convencidos y vayamos creciendo espiritualmente».

También destacó lo importante de la presencia de los cofrades en el templo catedralicio, «portando la fe y la devoción de vuestros barrios, parroquias y pueblos, es una imagen viva de la Iglesia que camina unida hacia la casa del Padre” y recordó que el año jubilar es «un don extraordinario que la Iglesia ofrece a sus hijos. El jubileo -apuntó- nos invita a la conversión, a la renovación interior, al perdón y a la misericordia. Es un año de gracia en el que se nos ofrece la indulgencia plenaria, signo sacramental de la misericordia de Dios que borra nuestras culpas y nos fortalece en el camino de la fe”, subrayando que la Archidiócesis de Sevilla «no se puede comprender sin el latido profundo de sus hermandades y cofradías. Son cauces privilegiados de fe y de vida cristiana» y que a través de ellas «se transmiten la devoción a Cristo, a la Virgen María y a los santos; se cultiva la caridad con los más pobres; se cuida la formación cristiana; se promueve la fraternidad y se contribuye al bien común”. Por último, pidió a los cofrades que fueran “testigos de Cristo desde la humildad, que vuestras procesiones sean auténticas manifestaciones de fe, que nunca se conviertan en meras expresiones artísticas o culturales; que el testimonio de vuestra vida brille por su coherencia con el Evangelio”.

Aprovechando la presencia de la Esperanza de Triana en la Catedral, para el besamanos y el triduo, monseñor Saiz Meneses indicó que «hoy nos preside la imagen de Nuestra Señora de la Esperanza, de Triana, en el marco de las celebraciones de la Misión de la Esperanza. Ella es faro y guía, Madre que nos sostiene en el camino, Estrella que nos orienta hacia Cristo. Ella ha marcado la fe de generaciones enteras de sevillanos”.
