La hermandad del Rocío de Emigrantes, que originalmente fuera fundada en Bolchot (Alemania) y reconocida como filial en 1970, vivió el día 29 de enero uno de esos momentos que en el futuro será calificado como histórico en el seno de la hermandad. Con motivo de la peregrinación de la hermandad a Roma, fue recibida por el Papa Francisco en audiencia en el Aula San Pablo VI del Vaticano creando momentos de intensa emoción entre los más de doscientos peregrinos que acompañaban al Simpecado de la filiar rociera.
Al amanecer del día, siendo su tercera y última jornada de peregrinación, la hermandad se dirigió acompañando al Simpecado por las calles de la capital italiana hacia la Ciudad del Vaticano, procesión en la que no faltaron las sevillanas y los tradicionales gritos de «Huelva, Huelva, Huelva» que suenan año tras año a la entrada de la hermandad en la aldea del Rocío. Una vez recorrido el interior de la Basílica de San Pedro, el estandarte mariano enfiló el camino hacia el lugar donde sería la audiencia con el Santo Padre, que a la finalización bendeciría el Simpecado y recibiría la medalla de la corporación rociera, que le sería impuesta por el hermano mayor José Francisco Garrido, quien destacó que se habían vivido momentos de intensa emoción y que habían supuesto para los peregrinos un «gran significado para nuestra fe».