A las seis de la mañana del día de la Purísima se acababa la pesadilla de casi medio año que han sufrido los macarenos. A esa hora se abrían las puertas de la Basílica y los hermanos, fieles y devotos podían apreciar de primera mano y desde cerca el grandísimo trabajo que sobre la Macarena ha realizado Pedro Manzano, quien curiosamente y a su llegada al templo fue ovacionado por los presentes.
Concluían así seis meses desde que Francisco Arquillo llevara a cabo la restauración en aquel fatídico fin de semana de junio, cuando en cuestión de tan solo dos días, pudimos contemplar tres versiones diferentes de la Virgen y que derivó en la dimisión de varios miembros de la Junta de Gobierno y en un voto de ruptura con ésta, en las pasadas elecciones ganadas por Fernández Cabezuelo.

Largas colas, en la que incluso pudo verse al hermano mayor electo, rodearon la Basílica alcanzando un tiempo de espera para acceder al atrio de más de tres horas. La Bendita Imagen también podrá ser venerada los días 9 y 10 de diciembre en horario comprendido entre 7:00 a 21:00 horas.

La tan controvertida restauración que cambió notablemente la faz de la Virgen, se basó fundamentalmente en unos retoques que modificaron radicalmente las pestañas y las cejas, además de oscurecer notablemente el rostro.

El proceso de restauración que ha realizado Manzano en colaboración con el IAPH (Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico) se ha dividido en tres partes. Lo primero fue aplicar a la Sagrada Imagen un tratamiento de anoxia, consistente en eliminar el oxígeno dentro de un contenedor hermético con el objeto de extinguir los insectos por falta de aire, para a continuación llevar a cabo la intervención directa como tal, retirando la pasta de madera que se le añadió con la intervención de Arquillo, hecho que causó que la Macarena perdiera su mirada original. El proceso ha finalizado con la aplicación una capa de barniz para preservar su color original y evitar que en el futuro le pueda afectar el humo o las grasas, además de recomponer ojos, mejillas, boca y frente.

En otro orden de cosas, el besamanos de la festividad de la Esperanza, el 18 de diciembre, no se celebrará en la Basílica sino en San Gil. Así lo ha anunciado a través de un comunicado Fernández Cabezuelo, tras conocer que la junta saliente no se mantendrá en el cargo hasta después del besamanos de la Virgen. El motivo del traslado a la parroquia, es porque se cumple el primer centenario de que la Esperanza Macarena fuera expuesta en besamanos y el inicio de una tendencia estética a la hora de montar estas veneraciones publicas de las Imágenes, que ha influido notablemente tanto en la Semana Santa sevillana como en la andaluza.
