Curiosamente las semanas previas al día de nochevieja y por tanto a las tradicionales campanada de año nuevo que desde hace décadas retransmite en directo TVE, la presentadora designada para tal evento por la cadena estatal y pública, es decir pagada por todos los españoles, conocida como Lalachus, pidió respeto hacia ella por las críticas a su nombramiento tras haber sido elegida responsable junto a otro presentador de la cadena para llevar a nuestras casas la retransmisión de las campanadas. Casualmente, ese mismo respeto que pedía a los demás, fue el que le faltó a ella hacia los que somos católicos, cuando mostró una estampa de la popular vaquilla del concurso el Grand Prix de la misma cadena, representada como el Sagrado Corazón de Jesús. ¿Hasta dónde llega la permisividad por parte de una cadena pública que por enésima vez se mofa de símbolos católicos? El nombre de Dios nunca, jamás debe tomarse en vano, se refiera a la confesión que se refiera; pero sin defender, ni muchísimo menos la ofensas a ningún tipo de credo, me pregunto: ¿por qué siempre a la misma religión? Ni al catolicismo ni a ninguna otra, pero ¿por qué tanto respeto o quizás miedo a nombrar a otras creencias? Jean Paul Sartre decía: «Mi libertad termina donde empiezan las de los demás». No todo vale y quien quiera y además pida públicamente ser respetado, que empiece respetando a los demás.
España se consagró al Sagrado Corazón de Jesús en El Cerro de los Ángeles de Madrid con presencia del rey Alfonso XIII y su gobierno en 1919. Es una imagen que simboliza el amor misericordioso de Dios y más de1.500 ayuntamientos a lo largo de nuestros país también lo hicieron durante los siglos XIX y XX. A lo largo de la geografía nacional hay 326 monumentos dedicados al Sagrado Corazón. Hay muchas congregaciones religiosas, iglesias, ermitas, capillas, colegios y hermandades que le tienen como titular; además de tratarse de una devoción extendida no solo por España sino por toda Hispanoamérica. Con estos datos se muestra el arraigo histórico en nuestro país, hecho que hace aún más grave, si cabe, la ofensa. En 1733 el beato Bernardo de Hoyos mientras adoraba a Jesús Sacramentado recibió las revelaciones del Sagrado Corazón, que le dijo: «Reinaré en España y con más veneración que en otras partes». Desde entonces estamos convencidos que vela por nosotros, incluso por Lalachus, aunque ella aún no lo sabe.